viernes, 17 de febrero de 2012

CUENTOS INFANTILES

LA ABEJITA ENVIDIOSA


Érase una vez una abejita muy envidiosa que vivía en una colmena, vivía con el “abejo”, o sea, el zángano. La abejita tenía de todo que un insecto de su especie pueda desear, según decía ella, pero a pesar de todo no era feliz. El zángano salía de la colmena todas las mañanas para hacer su trabajo, y llevar el sustento a casa. Regresaba cansado, pero su jornada no había terminado, porque tenía que tender la colada, planchar y pasar la mopa para que la abejita estuviese contenta y no se enfadase. La abejita tenía muy mal carácter, y si se enfadaba podía estrechar con cera la entrada a la colmena, y de esta manera el zángano no podría entrar ya que tenía las patitas muy cortas y barriga, por lo que se quedaría en la calle donde moriría de hambre y frío. En una ocasión, el zángano harto de aguantar los caprichos de la abejita y aprovechando que ella vivía inmersa en su mundo, salió a visitar otra colmena donde conoció a una linda abejita más joven y guapa que la que tenía en casa, pero la linda abejita le dió calabazas, no era agraciado físicamente y no tuvo más remedio que volver a su hogar. La abejita envidiosa vivía aburrida, y pasaba las horas pensando cómo hacer el mal a los vecinos de la colmena. Ni la abejita envidiosa ni su marido el zángano podían tocar al timbre de ninguna de las celdas de la colmena, porque todos sus vecinos conocían la maldad que albergaban sus corazones y les tenían miedo. Salían volando en cuanto los veían aparecer porque todos se temían lo peor. La abejita mentía continuamente y se creía sus propias mentiras, y el zángano nunca le llevaba la contraria porque tenía miedo a las represalias. Al final la verdad siempre triunfa y la abejita envidiosa fué castigada en varias ocasiones por la abeja reina. Queridos niños, no tengais envidia de vuestros amiguitos y no mintais, es una cosa muy fea, si no quereis que os pase como a la abejita envidiosa.


Moraleja:
La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.

7 comentarios:

  1. Por lo general la que lleva las "antenas" es la última que se entera...

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  2. Osea, que el zángano quería hincar su aguijón en otro agujerito .....jajajajajajajjaja

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  3. Qué marrano, mira que ir a libar ( osea chupar ) otra flor.... bueno sólo intento porque.... buagggg que asco no me lo quiero ni imaginar con el aguijón contento !!!

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  4. Yo tambien conozco otro zángano "siempre lleva su camiseta de color naranja" que intentó meter aguijón a una rubia, bajita, pero con 10 cm de tacón, esta lo rechazó, el insistía durante toda la noche. Al final para su colmena caliente, seguro que se enfrió cuando vio a su abejita, pero las risas que nos pudimos echar pues no era la primera noche que lo intentaba. Como decís la cornuda siempre,la última que se entera, mientras, los demás nos reímos.
    Que triste vida la del zángano, no pilla, ni dentro ni fuera de la colmena.

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  5. ¿PERO ESTO ES INFANTIL ??

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  6. A mi lo que más me gusta es la moraleja; es cierta como la vida misma.

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  7. ´Qué mala es la envidia .... ya lo decía mi abuela !!!

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